Laura había esperado este día desde que era una adolescente, era el momento de abandonar su casa para empezar a ser mayor, empezar a jugar a ser un adulto y aunque su madre lloraba mucho , Laura creía que estaba menos preparada que ella. Guardaba todas esas cosas que la habían hecho tan feliz todos los años atrás y dejaba otras muchas, pero no le importaba porque empezaría muchas otras y tendría cosas nuevas que le recordarían otros momento igualmente felices o mas. Su hermano estaba feliz, iba a tener mas espacio en la casa para él y el baño solo lo utilizaría él, pero aun así seguro que la echaba de menos. Laura metió la ultima caja en el destartalado coche que le había regalado su padre (Él dijo que nunca le regalaría uno, que se lo tendría que comprar ella, pero un padre nunca se puede resistir a una hija y acabó cediendo pero con mucho cariño) y cerró el maletero como pudo. Adrián la acompañó para darle todo el apoyo que podía, ayudó a coger las ultimas cosas que le quedaban a Laura y las metió en el coche mientras Laura se despedía de sus papás con mucha alegría y un poquito de tristeza. La ultima cosa que quería hacer era que Adri le hiciera una foto con toda su familia (Papá, mamá, Dani y Noa) en el lugar favorito de ella, el columpio que contruyeron los hermanos con su papá en el porche. Lo hizo y Adri y ella se subieron al coche. Observaba a su familia, unida en la puerta de aquella que fue tantos años su casa, agitando los brazos para darles todo el cariño que pudieran hasta que volvieran a verse y mientras el coche caminaba por aquel camino de tierra tan familiar Laura sacó medio cuerpo por la ventanilla y agitó sus brazos con toda la fuerza que pudo, mandó besos y abrazos hasta que se perdieron de vista.

En cuanto llegó a su nueva casa imprimió la foto de su familia, compró un marco bonito, y encima de lo único que había en la casa (una mesa vieja y descolorida) puso la foto de su familia. Era el momento de empezar su nueva vida...