
La biblioteca. Un lugar fantástico para enamorarse. Chicos mayores que tú, serios, resonsables... Pero entre todos ellos destacan unos ojos verdes, un pelito rubio y sobre todo una camisa negra con el dibujo de mickey en rojo y sus zapatillas verdes. Ese es el chico en el que me fijé, no podía parar de mirarlo y parece que él también lo hizo, se fijó en mi. muchos días fueron los que fui a la biblioteca solo para verlo, ya que no me concentraba en nada cuando me miraba... Alejandro, ese era su nombre. lo descubrí cuando no estaba en su sitio y en su carpeta lo ponía bien grande. Solo hubo un problema del que me canse ya después de mucho tiempo. Tenia unas amigas con las que hablaba mucho y me di cuenta de que no hablaba de ellas porque le gustara (simplemente no me quedé a averiguarlo) sino porque se reían de mi, saltaban encima de mis sentimientos y ni siquiera se daban cuenta de que me dolía. En ese mismo momento me di cuenta de que me fijaba en la persona equivocada, lo tenia delante y no me daba cuenta... El chico que siempre me acompañaba y que aguantaba toda mi tontería era el chico perfecto para mi y para todas las que pudieran haber disfrutado de él. Él era mi chico... mi chico de los regalices.